Si tenemos en cuenta su anterior ‘inquilino’, el Castillo de Bran es probablemente uno de los lugares del mundo menos apetecibles para vivir. Allí residió e incluso fue prisionero Vlad ‘el empalador’, también conocido como ‘Vlad Draculea’, el cruel príncipe rumano que inspiró la leyenda del conde Drácula escrita por el escritor británico Bram Stoker.

A mediados del siglo xv ‘Vlad el empalador’, que recibió ese sobrenombre por su sangrienta afición a empalar a sus enemigos –su leyenda negra asegura que llegó a ajusticiar así a cerca de 100.000 personas–, inició una campaña contra los sajones de Brasov, colonos de origen germano, que le llevó a asaltar en varias ocasiones el Castillo de Bran.

Aunque nunca fue su residencia oficial –el verdadero castillo del príncipe, hoy en ruinas, está en la región de Valaquia– que quedó impregnado de su leyenda, que llegó a oídos de Stoker y sirvió para alimentar su imaginación en la creación del ‘Conde Drácula’, el elegante y seductor vampiro que ha pasado a la historia de la cultura popular.

El escritor británico jamás visitó Rumanía, y mucho menos el castillo de Bran, pero esta imponente fortaleza construida por caballeros de la orden Teutónica alrededor de 1212 es la única de Rumanía que coincide con la descripción del castillo de ‘Drácula’.

Hoy el lugar está de nuevo en venta. A pesar de recibir cada año la vista de más de medio millón de turistas, su actual propietario, el archiduque Dominic, se ha cansado de invertir dinero en la mejora del lugar sin recibir apenas ayudas y lo ha puesto a la venta.

Primero se lo ofreció al gobierno, que se negó a pagar los 73 millones de euros que pide el noble rumano. Ahora la firma estadounidense Herzfeld y Rubin está intentando buscarle un nuevo casero a ‘Drácula’ para evitar que el castillo que inspiró la leyenda acabe en ruinas.

Fuente: idealista.com